noviembre 06, 2008

Modelo de Enseñanza a Distancia


Modelo de enseñanza a distancia

Ensayo

Modelo de enseñanza a distancia

(Importancia del tutor en el proceso de aprendizaje virtual)

Raúl Porras Rivera

Presentación

La intención de estas líneas es mostrar el punto de vista particular acerca del papel y la importancia del tutor en los sistemas de educación a distancia. Las opiniones aquí vertidas se sustentan en las referencias consultadas, se incorporan elementos la lectura complementaria, así como de la experiencia docente adquirida en el trayecto profesional, que sustentan las opiniones vertidas, el planteamiento central reconoce las destrezas empíricas que diferencian a un tutor presencial de uno a distancia y la influencia de la tecnología de comunicación actualmente disponible. Se sostiene que el debate desarrollado al respecto es un todo inacabado y que ambos sistemas, presencial y en línea, no son excluyentes, sino complementarios para algunos niveles y especialidades del conocimiento.

Alcance y propósito del aprendizaje.

El principal motivo de interrelación entre un docente/tutor y sus estudiantes es el aprendizaje, como proceso cognitivo que involucra el ámbito motivacional, siendo ambos aspectos impulsores del conocimiento de la sociedad, Javier Martínez (JM, 2004) establece que la aplicación de éste a la solución de problemas se traduce en avances para la humanidad, señala que el aprendizaje en sí mismo no es probable si no fomenta la disponibilidad del alumno hacia el conocimiento. Para ello hay que tener presentes virtudes y deficiencias propias de la práctica docente que delimitan la disposición de los alumnos a un aprendizaje significativo y profundo.

Para aprender es necesario que entre docentes y estudiantes se establezcan estrategias, capacidades y destrezas, robustecidas ahora con tecnología como la de comunicación; también se requiere tener disposición, intención y motivación. JM (2004) sitúa la importancia del papel del tutor sea que se desempeñe en el ámbito presencial o a distancia en función del conocimiento colectivo, sin embargo el aprendizaje es personal, requiere de autovaloración de las capacidades del sujeto que aprende, así como de sus expectativas individuales y colectivas respecto al aprendizaje adquirido porque el sujeto no participa aisladamente, sino que es un ser social, estos elementos ocurren independiente de si el modelo de aprendizaje es presencial o a distancia. Eduardo Flores K. (EFK, 2006) presenta resultados de un estudio de “investigación-acción” que explican diferencias entre el trabajo de un profesor presencial del “virtual”. Sugiere la existencia de diferencias de comunicación entre tutores y alumnos que denomina “redacción epistolar” y de una relación con otros docentes y especialistas “enseñanza holográfica”.

En ambos trabajos referidos hay la intención de dejar claro el vínculo en el proceso de aprendizaje entre motivación y conocimiento, y entre los esfuerzos social e individual. JM (2004) establece la relación entre el qué y cómo se aprende, por tanto el aprendizaje está ligado al hacer. Según el autor este último aspecto es sustantivo porque en él radica la posibilidad de construir una “experiencia activa” entre profesor y alumnos en el proceso de aprendizaje. La crítica, la curiosidad y la creatividad son factores importantes en este “hacer” del aprender, que debe ser constante e interactivo entre tutor y estudiante. EFK (2006) sugiere que la evaluación tradicional del aprendizaje entre los alumnos mediante exámenes es unilateral y no es lo más óptimo. Si bien ambos autores coinciden en la necesidad de los motivacional para promover la creatividad, libertad e independencia en el aprendizaje del estudiantado, encuentran limitaciones en el actual sistema de enseñanza tanto presencial como a distancia, no son concluyentes a medida que no establecen mecanismos de acción, al plantear la intensificación de una “comunicación activa” entre docentes y alumnos.

Por tanto es preciso identificar el tipo de aprendizaje que los docentes requieren implementar para facilitar el de sus estudiantes, esta relación conlleva la determinación de las formas en que los maestros pueden apoyar el aprendizaje de sus estudiantes a partir de un proceso específico que implica “aprender para aprender a enseñar a aprender” . Esto es, el docente o tutor debe cobrar conciencia que también es permanentemente un aprendiz, dado que la relación de éste con el aprendizaje no consiste solamente en actualizarse continuamente en los avances propios de la especialidad que imparte o en los aspectos pedagógicos, sino que comprende indisolublemente la capacidad de aprender a partir de los estudiantes, aún de sus propios errores.

JM (2004) advierte que en el proceso de aprendizaje, se deben corregir las inercias de asumirlo como algo externo, donde ni tutor ni alumno se consideren parte del evento de aprender, los recursos tecnológicos deben contribuir a fortalecer el aprendizaje en los ámbitos presencial y virtual. “… Aprender a través de un ordenador no tiene nada que ver con aprender en el aula… La interactividad no está en el click sino en el think. E-learning no significa leer en la pantalla del ordenador lo que antes leíamos en un papel… La solución no es más tecnología, más ancho de banda, procesadores más rápidos… consiste en cómo mantener a los alumnos interesados… para que… aprendan algo”. Entonces el papel del tutor es fundamental, corresponde a éste responsabilizarse de su propia formación continua, de mejorar permanentemente su propio aprendizaje y de su disposición para hacerlo.

Responsabilidad docente.

Aprender no es lo mismo que enseñar, JM, 2004, afirma que el aprendizaje ocurre “desde dentro” del sujeto, resultado de la motivación entre alumnos y tutores para tener acceso al conocimiento y su aplicación en la solución de problemas de la colectividad; en tanto que la enseñanza implica mostrar “hacia fuera” lo mejor de aquello que uno mismo ha logrado desarrollar. De esta forma el aprendizaje en los alumnos está determinado por factores que ocurren dentro y fuera de su relación con el tutor o en el aula y la escuela; tanto la enseñanza como el aprendizaje dependen de la contribución de distintos factores : el más importante es la responsabilidad de la docencia con el aprendizaje; pero se intercala con la necesidad de ser parte de una comunidad de aprendizaje amplia que comprenda la interacción con otros; este hecho no es trivial porque permite compartir la responsabilidad colectiva entre los alumnos y establece mecanismos de ayuda y conexiones de apoyo para mejora constante del aprendizaje; esta interacción debe implicar también a los padres y a la propia comunidad; el docente debe asumir el compromiso de su formación profesional continua, con apoyo de la infraestructura que proporciona la propia escuela y mantener un enfoque orientado a la investigación en su trabajo. Estos son algunos de los preceptos de la responsabilidad docente que implican una redefinición en muchos aspectos de su relación y práctica con el alumno.

Esa responsabilidad en el trabajo del docente en la educación a distancia nutre el debate actual. La responsabilidad de los tutores con sus alumnos es mayor porque necesitan conocer y prever todo aquello que puede esperarse del futuro probable, para impulsarlos a prepararse para enfrentar, desarrollar flexibilidad, capacidad de adaptación ante los procesos de cambio, que generalmente son complejos, llenos de dificultades que vencer. La docencia vista así debe desarrollar en el estudiantado la capacidad de comprender y gestionar el cambio, debe proporcionar a los alumnos los instrumentos analíticos, técnicos y humanos suficientes para enfrentar y manejar la incertidumbre y el conflicto con relaciones posibles de éxito.

Enrique Cauich Soriano y Alfredo Ramírez Treviño (CSyRT, 2007), refieren que el trabajo docente involucra la “… actividad de reflexión y discusión, entre el Tutor y el alumno, y constituye un elemento esencial para… el autoaprendizaje; apoyándose ambos, en la innovación de los procesos tradicionales de aprendizaje, impulsando en el estudiante, la capacidad de aprender por sí mismo y tomar sus propias decisiones en su trayectoria académica; fomentando y construyendo su autonomía educativa”. Los tutores necesitan conocer su capacidad de aprendizaje e “internalizarla” en su proceso de enseñanza como un hábito cotidiano, con voluntad de implicarse a fondo en el estudio de su propio aprendizaje.

EFK (2006) precisa que incluso el rudimento tecnológico empleado para confrontar la enseñaza presencial o “cara-a-cara” ha sido una mala experiencia, la considera un problema en términos operativos y conceptuales, debido a que la educación a distancia comprende una forma de comunicación diferente que aún tiene que ser asimilada, la enseñanza presencial aprovecha al máximo la condición de asistencia en un aula, en tanto que la enseñanza a distancia no genera las mismas condiciones de trabajo que un salón de clases.

Tradicionalmente las escuelas están diseñadas para fomentar la enseñanza-aprendizaje entre los estudiantes, este enfoque es importante, pero da por correcta la forma en que éstos la realizan y posiciona como establecidos los mecanismos que intervienen para ello. CSyRT (2007), conciben la formación de tutores como un proceso formativo permanente, requerido para fomentar entre los estudiantes las habilidades necesarias para su formación, orientando y sistematizando la conducción de procesos de estudio y de investigación “construyendo conocimientos”. Los docentes también están influidos por factores internos y externos, relacionados entre sí y conforman situaciones diferentes que afectan la orientación del docente hacia el aprendizaje, su disposición a éste puede variar en distintos momentos a lo largo del tiempo. Estos elementos redefinen la responsabilidad de la práctica docente en el aprendizaje, en la que deben tomarse en cuenta las diferencias individuales entre tutores y alumnos, de diferentes estilos de aprendizaje y de la consecuente relación tutor-alumno.

Redefinición de la práctica docente

Es indiscutible el aporte en cuanto a riqueza de experiencias y conocimiento que los docentes hacen a sus alumnos, por ello no es trivial la reflexión sobre las implicaciones del aprendizaje en el contexto actual y la necesidad de innovar permanentemente en la formación profesional del tutor a fin de desarrollar jóvenes competentes para enfrentar e incidir en un mundo caracterizado por sus constantes cambios, no obstante es preciso tener en cuenta las diferencias sustantivas entre un tutor que realiza educación presencial y el que lo hace a distancia. EFK (2006) encontró evidencia empírica de que el trabajo de un profesor “virtual” es muy diferente al de uno “real”, señala dos aspectos: (a) la comunicación por escrito, “uno-a-uno”, que identifica como “redacción epistolar” la parte del tiempo empleado dedicada por un profesor “virtual” a enseñar, eso no ocurre con un maestro “real”. (b) la “enseñanza holográfica” significa el trabaja “uno-a-uno” con cada estudiante, para ello el profesor “virtual” necesita de un equipo de profesores que desempeñen trabajo similar, mientras el “real” lo hace con un grupo de alumnos, en ambos casos la comunicación es muy importante, en el medio virtual es sustantiva para el aprendizaje.

CSyRT (2007) enfatiza que en la consecución de los objetivos del programa académico, en ambas instancias, presencial o a distancia, el tutor realiza un acompañamiento personalizado al estudiante, para lograr su formación integral; por ello apunta sobre la necesidad de diferenciar los procesos requeridos para el aprendizaje entre uno y otro ámbito así como de la presencia de variables “espacio-tiempo” manifiestas en dichas diferencias, por ello es equívoco tratar de aplicar los mismos procesos y capacitación de los tutores presenciales a los del sistema de distancia. De manera específica la educación a distancia impone la “alfabetización digital” de los docentes, de contenidos curriculares, comunicación educativa, materiales didácticos ad hoc, de su valoración; así como de la evaluación quienes fungirán como tutores a distancia.

JM (2004) argumenta estas diferencias en función de los procesos de aprendizaje, de la interacción entre tutor y alumno, así como de las “variables espacio-tiempo”, que se presentan de manera diferente en ambas modalidades, razón por la cual no sería posible aplicar los mismos procesos de capacitación empleados. El autor propone la necesidad de que el tutor a distancia desarrolle dos roles específicos, ofrecer “feedback y manejar y reforzar relaciones entre personas”. El feedback consiste en integrar a la formación personal recibida por el alumno la información orientada y adecuada sobre aquello que está desarrollando en su proceso de aprendizaje, es necesario por tanto que el alumno cuente con la perspectiva de un proyecto específico de trabajo, con objetivos, tareas, problemas y errores que resolver.

El aprendizaje que conduce al conocimiento es una de las actividades más características de la inteligencia humana, tanto tutor como alumno aprenden a lo largo de su vida y este proceso ocurre en los lugares más diversos, influyen múltiples personas y situaciones, todo forma parte de un feedback que no es posible proporcionar únicamente mediante el aula, de hecho JM, 2004 precisa que esta es una tarea imposible de realizar, si se ubica la enseñanza en este esquema, no precisa en cambio si en el ámbito virtual de cuenta con esa posibilidad. CSyRT (2007), refieren que las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) disponibles en la actualidad propician el desarrollo de campus virtuales de aprendizaje, pero el aprendizaje del alumno depende mucho de quienes se encargan de su conducción, de los tutores y para muchos docentes subyace en su práctica una concepción de enseñanza-aprendizaje condicionada por su propia experiencia de vida escolar.

Con base en esta concepción de lo que debe se transmitido es que se implementan muchas prácticas de enseñanza en cada aula. CSyRT (2007) cuestionan si “¿realmente se está capacitado para ejercer este rol?”, añaden “¿no será que se están utilizando estas nuevas Tecnologías para desarrollar viejas prácticas educativas?”. Cada tutor puede identificar o no el enfoque predominante de su propio concepto de enseñanza, sin embargo es más importante la conciencia que de si mismo asuma sobre el papel que juega como detonador de las actividades de aprendizaje, es decir de su definición como gestor de la práctica docente, sea presencial o virtual. JM (2004) cuestiona la actual práctica docente señala que “… Casi siempre repetimos lo que otros hicieron, dijeron, opinaron… lo que el profesor quiere oír pero casi nunca creamos cosas propias, casi nunca investigamos, formulamos hipótesis y las verificamos…”. Refiere una relación conductual de inercia, al pretender enseñar aspectos que en la práctica real puedan tener poca o ninguna aplicación con la realidad que rodea a los alumnos.

EFK (2006) señala que las TIC, referidas al Internet, generan más un efecto de ruptura que de continuidad, porque las personas deben tomar decisiones en función de la información ahora disponible y con la que antes no se contaba. Si el Internet tiene este efecto de ruptura, entonces esto mismo explica aquello que dificulta aún más la confronta con la enseñanza presencial aplicando tecnología que no está diseñada en su origen para este tipo de interacción. Justifica entonces que en comunicación educativa la tendencia sea diseñar e implantar nuevas formas de enseñanza virtual a cambio de los intentos por “emular” elementos de aprendizaje que corresponden al ámbito presencial.

Las TIC han derivado una gran cantidad de recursos informáticos, los autores consultados delimitan una reflexión que trastoca a las mejores conciencias de la docencia tradicional, el incontenible desarrollo de equipos de cómputo y de innumerables aplicaciones de software promueven que el tutor se oriente más a gestionar personas y sus relaciones. De acuerdo con este segundo rol ya no sería tan importante que el tutor sea un experto en las materias que imparte, sino en apoyar el aprendizaje de habilidades sociales y de relación interpersonal, JM (2004) identifica “un ámbito donde la presencialidad juega un papel crucial pero donde la virtualidad hace tiempo que nos ha demostrado sus enormes posibilidades”. De acuerdo con este enfoque para que esto ocurra, el camino es el trabajo en colectividad, con la creación de redes, de comunidades, las relaciones entre personas son clave para ello. De este modo el término “comunicación efectiva” surge a la luz del debate en la redefinición de la práctica docente, así el aprendizaje y la colaboración colectiva irían de la mano y el tutor tendría que motivarlo.

Conclusiones y recomendaciones

Una opinión sensata reclama mayor investigación y conocimiento sobre los problemas presentados por los autores consultados, no obstante se pueden aventurar algunas conclusiones. Desde la perspectiva de la enseñanza-aprendizaje, entender el trabajo docente a distancia y sus diferencias con el trabajo presencial es necesario para comprender que las iniciativas de los cursos a distancia puedan contribuir al aprendizaje del alumno sin detrimento del sistema presencial tradicional. Como señala EFK (2006) si la enseñanza a distancia constituye una forma diferente de aprendizaje que demanda habilidades y actitudes diferentes para un docente presencial, entonces la mejor opción es fomentar la capacitación tecnológica, aún cuando esta pueda al mismo tiempo elevar la resistencia al cambio. Las TIC están transformando los procesos de enseñanza-aprendizaje, ya nadie ni presencial ni virtualmente, puede continuar enseñando de la misma manera, la tecnología avanza y transforma el contexto del aprendizaje presencial y a distancia.

Una recomendación a la preocupación de los expertos en cuanto a la motivación al estudiante para comprometerlo e involucrarlo con el aprendizaje, es algo complicado de establecer, porque no se trata solamente de proponer el cambio de un “protagonismo autoritario” fallido a una “comunicación efectiva”. Los trabajos aquí revisados hacen referencia a esta última, sin embargo no precisan como implementarla, debido a que la discusión teórica relacionada es un todo inacabado aún. No es posible identificar mayor aprendizaje de los alumnos excluyentemente sólo a través del ámbito virtual o del presencial. En la práctica un estudiante puede acudir a uno u otro sistema independientemente y obtener elementos formativos de ambos. Por tanto no se les puede considerar excluyente o dominante a un sistema sobre otro.

El conocimiento de la humanidad no puede renunciar a la especialización de sus profesionistas ni de sus profesores, la afirmación más clara en este sentido es de JM (2004), porque puede significar un contrasentido. Cada vez que los docentes se plantean transmitir determinada currícula escolar a sus alumnos ponen en funcionamiento una compleja red de conocimientos e ideas sobre el significado de aprender, sea presencial o a distancia; es indiscutible el apoyo que el tutor realiza en la enseñanza de su alumnado. También se debe hablar de la experiencia docente porque el cúmulo de ideas y conocimientos referidos sólo toman forma a lo largo del aprendizaje adquirido en la actividad educativa que construye el aprendizaje. El docente actual debe jugar un papel diferente en dicho proceso, dado que la información y conocimiento que antes transmitían ahora están disponibles en medios electrónicos, esto es indiscutible para la enseñanza presencial y a distancia; el papel fundamental es el de asumir la responsabilidad de enseñar y motivar a los alumnos a pensar de manera libre y creativa.

Se acepta entonces la diversidad de roles, de objetivos y funciones que debe desempeñar un tutor para hacer frente a la realidad educativa modificada por las TIC, como señala EFK (2006) se ha desbordado el uso generalizado de Internet. Las opiniones revisadas coinciden en lo que CSyRT (2007) argumentan como la importancia de formar grupos interdisciplinarios de tutores expertos que acrediten fehacientemente sus conocimientos y prácticas profesionales. Lo cual se interpreta como la necesidad de formación de expertos tutores que se encarguen del manejo y administración del aprendizaje como tal, en tanto que éstos deberán auxiliarse de expertos en cada uno de los temas del conocimiento, así la formación grupal, investigación y comunicación “efectiva” surgen como alternativas al empleo racional de las TIC; se trata de la formación de tutores expertos en el manejo de las herramientas informáticas, docentes y pedagógicas, más que de conocimientos científicos o técnicos. No obstante esto solo puede ser posible para el caso de algunas especialidades, parece imprescindible la presencia del especialista docente en materias de elevada complejidad, donde la cercanía con el alumno es indispensable, independiente del status presencial o virtual.

Referencia

Cauich Soriano, Enrique y Ramírez Treviño Alfredo (2007). El Papel del Tutor en la Educación a Distancia. ESIME-IPN. http://www.te.ipn.mx/2oencuentrotutorias/archivos/2eit_031csrt.doc

Flores K, Eduardo Flores K, (2006). Encontrando al profesor “virtual” Revista Mexicana de In-vestigación Educativa 2006,1. Volumen XI, Número 28

Martínez, Javier (2004). El papel del tutor en el aprendizaje virtual [artículo en línea]. UOC. http://www.uoc.edu/dt/20383/indez.html

Lectura complementaria

Stoll Louise, Fink Dean y Earl Lorna (2004). Sobre aprender y el tiempo que requiere. Implica-ciones para la escuela. Ed. Octaedro, España. (copias)

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